Hoy toca ponerse serios. Pero para alabar un trabajo ejemplar, digno de algún Grammy me atrevería a decir, y merecedor de perpetuarse hacia el futuro. Llevaba tiempo queriendo tratar " Take Me To Church ", pero no me he animado al pensar que se trataba de una joya que no debía ser compartida, como una especie de diamante encontrado tras cavar día y noche, que debe ser mimado y cuidado, hasta que esté preparado para que el resto de los mortales sean capaces de reconocer su belleza. Creo que le ha llegado la hora. Para mí, esta canción representa lo que se puede denominar "la perfección". Una historia de Romeo y Julieta, moderna, donde ambos pecadores han de esconder sus sentimientos ante una sociedad que piensa sobre ellos que "nacieron enfermos". Con la finalidad de conseguirlo, el autor se vale de una melodía y una producción que bien podría ser la de una canción religiosa, cuando realmente, viene a tratarse de todo lo contrario. Es un canto a la desapari...